lunes, 1 de septiembre de 2008

-Cacahuete bis-

Me mareo en la cama por el peso de la sábana. Un largo pasillo con cielo estrellado por techo y cuadros de tristes payasos derritiéndose colgado en las paredes. Al final, una mesilla de mediahora con tres patas de gato (cola incluida) con una nota:

“Pistola de elefante reza la canción y Turú hace al ser disparada asemejando a una trompeta.”

Cacahuete bis…Esa palabra… Cacahuete bis… Se repite tras la deliciosa desaparición de razón. Cualquiera no lo entendería y mientras, nadie se rascaba el ombligo pero, con este montón de cacharros sinsentido y palabras obtusas no hay espacio donde acaben ni cabeza en la que quepan.

Abro la chimenea porque hay corriente y entro al parque por el desagüe. Cacahuete bis. Bis igual a redoble. Redoble de cacahuete. Como cuando te fusilan. Redoble y Turú. Es una extraña sensación la de ser fusilado.
Paseo un rato y una excavadora devora a un niño. Sigo paseando. Para que luego digan que estar colgado es un peligro. Al menos yo hago algo en vez de estar colgado en esa percha del armario empotrado junto a esa camisa hawaiana tan horrible… Cacahuete bis… Redoble de cacahuete… Cacahuete bis… Redoble… bis…cacahuete… Turú. Y muerte por pistola de elefante

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