miércoles, 30 de julio de 2008

Petit Point


- ¡Aurelio!

-…

-¡Aurelio!

-…

- ¿Es que no me oyes? ¡Estás sordo como una tapia Aurelio!

Ojalá lo estuviera

- Nos estamos haciendo viejos Aurelio

Somos dos vegestorios Fernanda

- ¡Aurelio!

¡Por Dios! ¡No cerrará esa bocaza!

- Voy por el pan Aurelio ¿quieres algo?

Una mujer morena de veinte años, con ojos negros y cabellos rizados, y que sea muda, por favor, sobre todo que sea muda

- Aurelio. Te he preguntado a ver si quieres algo. Voy por el pan.

-…

Por fin se ha ido. Cómo amo el silencio y cómo la amaba a ella. No a Fernanda, claro, a Fernanda siempre la quise, tampoco sé exacatamnete por qué, pero a ella la amaba.

Me gusta mirar por la ventana y ver, de vez en cuando también veo, a pesar de mis cataratas, glaucomas y unas cuantas palabrotas más. También la veo a ella, en mis recuerdos claro, y alguna tarde se sienta en el banco del parque a hacer medio punto. Pero no ha venido, estará atareda.Murió hace algunos años. Era una chica delicada y flacucha, por eso bordaba cuadros de Monet, de Petit Point, como ella lo llamaba. Algún día tengo que bajar al parque, en bata, yo solo no me puedo vestir y le sostendré los hilos. Le pintaré cuadros de Petit Point.

-Aurelio…

- ¿Rosa? Rosa ¿qué haces aquí? Rosa…

- ¿Aún pintas?

-Sí, Rosa, sí… a pesar de mi par de fósiles inválidos por la artritis aún lo hago. Vámonos al parque, te pintaré un cuadro, el más bello cuadro para Petit Point que jamás hayas bordado. Pero espera, espera, he de dejar una nota a Fernanda, un momento.

FERNANDA:

HE IDO POR EL PAN

-Sí, sí como lo oís, ayer salió por el pan y allá se lo encontró a la vuelta, seco, más seco que el palo de un caparrón, ¡pobre Rosa! Sí, sí el funeral es a las ocho sí, aunque no creo que vaya la Rosaura, ya sabéis que no se hablan desde hace años, por la herencia dicen… Por lo visto él había perdido la cabeza con el Alzheimer y el hijo mayor no se quiso hacer cargo y claro la Rosaura… normal. Hasta llamaba Fernanda a la pobre Rosa, imaginaos ¡vaya cuadro!

Rosa borda cuadros de Petit Point mientras mira por la ventana. Pero no ve, no ve a Aurelio en el banco del parque, pintándole sus cuadros, más bellos que los de Monet. Es tarde ya, el reloj de cuco le avisa de que ya es hora de ir a por el pan.

1 comentario:

Antonio A. dijo...

Me produce tristeza. Ahora no estoy para este tipo de textos.
Pero... me gusta.
Antonio A.