miércoles, 23 de julio de 2008

La Iguana

Un bolígrafo negro, una idea y un café. Y las horas. Y el anochecer. Espero. La inspiración se ríe de mí, en la mesa de en frente, viendo cómo remuevo la taza de droga amarga con mi bolígrafo bic.
“Inspiración” escribo “musa cruel y voluble, se toma un cortado en el bar de la Iguana”
Es una tarde de verano hipócrita. Las luces de la ciudad crean un ambiente gris eléctrico al anochecer.
En la terraza del bar, frente al cantón, la urbe se extiende ante mis pies y el verano se evapora en el asfalto.
En la mesa de al lado se deja escuchar un taptaptap continuo. Olvidé su nombre, pero siempre se sienta en la misma mesa, junto a una farola más vieja que antigua, en su mano un vaso de tónica. Golpetea con el dedo índice un cubilete de dados de cuero, de los buenos. Tras un sombrero gris a la italiana sus gestos de hombre de mundo invitan al transeúnte a hacer una donación a la suerte.
Al otro lado, dos almas perdidas miran embobadas la cintura de Rebeca que, con una pierna dentro de la taberna y otra fuera, tira a los dardos, ausente, indiferente, el pensamiento perdido en campos de trigo. Y en amapolas. Y en golondrinas. Y en cielos azules. Azules, príncipes azules, tejados azules, océanos azules, joyas azules…sus ojos azules. Sus ojos azules, tan cerca y tan lejos…
Nuño es de Santander y jura y perjura que su mirada, de un negro insondable, se truncó azul de tanto mirar a la mar. Esto lo cuenta desde el otro lado de la barra, mientras sirve otro café con leche a Sofía que, ojos fijos en la pared de los lavabos, se lo toma a tragos. No deja de observar la superficie negra, extasiada, mientras sueña con una tiza con la que corromper la perfección de la negrura con mil y un palabras sin sentido. Pensamientos ansiosos. Dibujos y garabatos vanguardistas. Se toma a tragos el tercer café porque sabe que la diferencia entre el caos y el cosmos en su mente no son más que cuatro cafés con leche.
A su lado, Gabriel dibuja tejados y buhardillas en servilletas de bar mirando el reloj de cuando en cuando, ese grillete que le ata a la realidad y le recuerda que tiene que ir a trabajar.
Pero me estoy desviando del tema…veamos…yo me había sentado aquí con un bolígrafo una idea y un café.
Tacho la línea que encabeza la hoja en blanco y vuelvo a empezar:
“Inspiración” escribo.

1 comentario:

Antonio A. dijo...

Estilo:
La descripción de ambiente es impresionante. Me gusta cómo dibujas la atmósfera que se crea en ese lugar. Frases / Oraciones cortas, colocadas de forma yuxtapuesta (separadas por comas), crean un acercamiento rápido a la atmósfera que tú quieres crear. Al lector le obliga a entrar en ella, a vivirla. Me gusta mucho.
El polisíndeton, por una parte da un aire rutinario y por otra una evasión infinita de la mente, como puntos suspensivos...
Muy buenooooo
Antonio A.