martes, 28 de octubre de 2008

-Palabras cesantes-

Y escribía,
y escribía,
y mi mano se iba.
No paraba, no cesaba,
en una espiral indefinida
las palabras surgían.

Se escapaban,
se volatilizaban en negro,
sus huellas,
su sombras,
su perfume
en hoja quedaban impresas.

Impulso incontrolable,
tacto grasiento,
grafía impecable.

Rezos ahogados por el crepitar
de la pluma carbón mate.

Sombrero hundido en media frente
alumbrada por bombilla 60w
que la sala iluminaba.

Y escribía,
y murmuraban,
el pulso no regía
las palabras la hoja se comían,
y luego, el sendero de líneas seguían.

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