Y escribía,
y escribía,
y mi mano se iba.
No paraba, no cesaba,
en una espiral indefinida
las palabras surgían.
se volatilizaban en negro,
sus huellas,
su sombras,
su perfume
en hoja quedaban impresas.
tacto grasiento,
grafía impecable.
de la pluma carbón mate.
alumbrada por bombilla 60w
que la sala iluminaba.
y murmuraban,
el pulso no regía
las palabras la hoja se comían,
y luego, el sendero de líneas seguían.
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