domingo, 12 de julio de 2009

ROSA DE METAL


Tenía una rosa de titanio incrustada en el corazón, en su corazón de hielo.
Una rosa de latidos metálicos que rebotaban en paredes congeladas.

La rosa gritaba. Era un sonido agudo y desgarrador, casi chirriante. La rosa gritaba su desesperación por escapar de su jaula helada.

A veces tiritaba y el calor que producía parecía derretir un poco las paredes que la apresaban, pero no era suficiente, aquel PUM PUM metálico no cesaba, no se aceleraba, no se ralentizaba, siempre el mismo PUM PUM frío y metálico como ella, insensible como una rosa con pétalos de titanio.

La única escapatoria posible podría ser la muerte, pero no, aquella rosa ya estaba muerta por fría de frío, por fría, de metal. La única escapatoria posible era la vida, debía vivir.

Y entonces llegó aquel puñal que hizo del hielo láminas de frío que se derritieron en sangre que cubrió los pétalos de titanio de una rosa roja, de una rosa viva en un corazón caliente y apuñalado, en un corazón vivo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Esto es horrible! ¡Por favor! ¡Que alguien diga o haga algo! No quiero ser autodestructiva...