sábado, 4 de septiembre de 2010

Amarillas polillas ciegas

Estaba seguro que serían esas arañas las que traerían su muerte arrastras entre sus patas de alambre.

Él, que había sobrevivido la época del hambre y el calor, temía no volver a ver el día cuando cada noche Morfeo le ahuecaba la almohada y las arañas hacían nidos en sus párpados.

Echaba de menos el zumbido nocturno, constante, de la vida que había salido de sus ojos antes de la ceguera. En lo que ahora eran iris grises, despoblada y árida llanura, antes anidaban amarillas polillas ciegas que le daban color a su vida y a su mirada, tiñendo de dorado las horas. Despertaban de noche y, ciegas, volaban a sentirse libres, para que él se despertase y también fuera libre y supiera que fuera le esperaba el color y las flores

Con la muerte de las amarillas polillas ciegas, ya sin alimento, ya sin vida desde que desaparecieron las flores, sus ojos se convirtieron en tierra de nadie, a merced de las arañas negras, patilargas, de movimientos espasmódicos sobre su cara mientras dormía alimentándose de sus sueños, lo último que le quedaba.

Pero lo asumió con la calma del que ha tenido tiempo de rumiar la muerte. Desde que murieron las flores, se decía, yo también deseaba ser amarilla polilla ciega y morir de noche sobre mi almohada.

Después de que se quedó ciego no le quedó más que dejar hacer a las arañas y esperar a que, con los párpados cosidos de tela de araña, un día al no poder abrir los ojos se negase a despertar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho, cada frase, cada imagen. Me gusta mucho, es para saborear. Gracias por este manjar.

Pollokongrio02 dijo...

Hace tiempo transcribí a alguien un fragmento de un libro que tenía entre manos, allí estaban las polillas (aunque él las llamaba mariposas). Desde entonces las veo en todas partes. Ayer, y esto es verídico, pensaba en esto mientras observaba un arañón como mi cabeza de grande que tengo de mascota en el balcón y que no quiero matar (más por descubrir a qué tamaño podría llegar que por piedad, aunque le estoy cogiendo cariño). Pensaba en esto y una polilla quedó atrapada en la red. Duró un (1) segundo. Guardó la polilla en una esquina y un escalofrío en mi espalda.

Pollokongrio02 dijo...

Por cierto, Ainara, vete a la mierda.

Es lo que se dice cuando Messi hace un jugadón, o pasa una mujer que te revienta los ojos de un caderazo, o alguien escribe algo así.

Vete a la mierda, anda.

En serio, felicidades. El texto suena tan real en su fantasía que espero sinceramente que esta ceguera no sea una metáfora de otra.

Ainara B. Arribas dijo...

Gracias por lo comentarios.
Mi habitación fue colonizada por una ráfaga de diminutas polillas doradas -no hace mucho, aun me encuentro alguna volando entre papeles viejos o cds llenos de polvo.- Vinieron todas de repente y no sabemos de donde salieron, ni si son polillas de verdad ni si comen carne humana. Pero son preciosas. De ahí vienen mis polillas.
La ceguera NO es metafórica. La ceguera es real en el relato, al menos tal y como lo escribí yo, aunque todo está abierto a lecturas libres pero mi base en la de un hombre con polillitas ciegas en los ojos que se queda ciego cuando estas mueren- la pérdida del pigmento en los ojos con la edad, etc.
Perdón si he destripado algún mito, pero ya sabeis que aunque me gusten mis textitos siempre soy más crítica con ellos que con otros y este no comparto vuestro entusiasmo. En sí, la idea de las polillas amarillas ciegas me carcome mucho más...
Gracias igualmente^^