sábado, 31 de enero de 2009

-El Padre Vitoriano.-

En lo alto del púlpito, La Biblia de tapa color bermellón y páginas doradas se encuentra sobre el poyete, abierta de par en par, y con una cuerdecita enroscada y unida al libro a forma de marca-páginas preside la parte derecha del altar.

El padre Vitoriano se inclina sobre si mismo para coger impulso y se levanta costosamente. A medida que se acerca ha hacer la lectura, la gente se levanta de los bancos para recibirlo como cada primer Domingo de cada mes.

-Hoy leeré un capítulo acerca de la muerte según San….-

Todos le escuchamos con respeto y silencio y aunque intento no perder ni una de sus palabras siempre me acabo despistando y dejando que mi mente fluya sobre las todo lo que él dice.
Miro de vez en cuando hacía atrás y veo a mi abuela con las manos entrelazándose en el bastón y la cabeza gacha moviéndola mientras dice algo que ni siquiera ella puede oír.
Las grandes cristaleras representan pasajes famosos de La Biblia. Los dibujos no me gustan porque me parecen carentes de sentimientos pero, me llama la atención el juego de colores que se traspasan a través de ellos.
Uno de los monitores se inclina hacia mí y me dice que este atento a lo que dice el Padre Vitoriano, que sino, luego no me dejará comer nada de chucherias en la merendola que hay después de misa.
Hoy temeroso de que cumpla lo dicho, giró la cabeza he intento atender a lo que dice el Padre Vitoriano.
Tendrá más de 60 años y los papos le cuelgan, no demasiado, a causa de la edad. Su pelo negro no tiene más que algunas canas por encima de las orejas. Y por supuesto, siempre lleva sus grandes gafas color sepia y mueve las manos a medida que empieza con el sermón acerca de lo que ha leído.
Empieza reflexionando acerca de la Muerte y como debemos predicar con el ejemplo.
Para la siguiente reflexión, mi mente ya está en otra parte. Pienso en que nada más acabar, correré escaleras abajo para poder coger un puñado de gusanitos y un vaso de bebida y que luego jugaré a ser Piratas o a quién sabe que otras cosas con el resto de niños.
Poco a poco, voy dejando de planear lo que haré cuando acabe, y empiezo a pensar acerca de La Muerte y acerca de todo lo que habla el Padre Vitoriano. Es tan difícil seguirle el hilo sin despistarse que desde hace unos años me entretengo dándole vueltas a las cosas y aprovechando esos momentos para pensar y reflexionar como el Padre Vitoriano acerca muchas cosas.
Muchas cosas… De vez en cuando, me pregunto si todo el mundo hará como el Padre Bitoriano y yo intento hacer, y se preguntan casi a diario y en mi caso, cada vez con más frecuencia, acerca de La Vida, La Muerte y todo lo existente en general. Me respondo a mi mismo que no, porque si toda la gente hiciese como él he intentasen pensar y predicar con el ejemplo, no ocurrirían muchas cosas malas que pasan.
Al finalizar la misa y el Padre Vitoriano dice:
-Podéis ir en Paz.-
Todos los niños corremos ruidosamente escaleras abajo hacia donde han puesto la comida.
Al rato, veo al Padre Vitoriano sentado en una silla esta vez con la ropa de calle: Todo de negro menos el alzacuellos blanco. El también me ve y me llama con una sonrisa en la boca.
Yo voy al trote.
-David, ¿Te importaría acercarme un vaso de vino y un pedazo de queso?-
Yo cual perro fiel corro a por lo que me ha pedido y se lo traigo.
-Muchas gracias hijo. Que Dios te bendiga.-
Yo me quedo callado y me miro a los pies. Es tal el respeto que le tengo que me pongo nervioso y él lo sabe y sonrie.
Coge el vaso de vino y le da un largo trago. Me quedo absorto viendo como se le mueve la nuez mientras bebe y él deja el vaso sobre la mesa y me dice riendo:
-Tú no bebas eh?-
-No, Padre Vitoriano.-
-¿Has estado atento a lo que he dicho hoy?- Yo respondo efusivamente con la cabeza que sí.- Bien. Lo importante es que lo pongas en práctica y que prediques con el ejemplo.- Yo le escucho absorbiendo cada una de sus palabras. No se si porque me interesan o por el respeto que le tengo.- Tú tienes mucha imaginación y ya he visto que en muchas ocasiones, te despistas y te tienen que llamar la atención.-
-Lo siento.-
-No hijo. Jamás reprimas tu imaginación. Compártela. Expándela hasta que ocupe todos los recovecos de tu cuerpo. Siempre ten esa imaginación de niño cuando seas mayor. ¿Sabes lo que decía Jesús acerca de los niños?- Yo muevo negativamente la cabeza aunque lo se perfectamente, pero quiero escucharle.- Dice: “Dejad que los niños se acerquen a mí, porque de ellos es el reino de los cielos” Recuerda esto hijo: Nunca dejes que nadie te separe del niño que eres ahora. Sigue con esa ilusión por la vida, que nos demuestras con tus historias, y jamás te rindas por pensar que eres diferente por no seguir a los demás como ovejas. Tú eres un pescador de hombres, no un pez más. Venga, ya te he aburrido bastante, vente a jugar con Marcos y con Marta.-
-Adiós.-
-Adiós, David. Y recuerda lo que te he dicho….-

Por suerte, siempre he tenido en cuenta lo que me decía el Padre Vitoriano y me gusta pensar que él me enseño a sentir, a pensar en cierta medida, predicando con el ejemplo que nos daba en cada una de sus reflexiones. Siempre le tuve mucho respeto y para mí siempre será una persona admirable aunque tan solo tenga un vago recuerdo de él. El día 30 de Enero del 2009 a la 1 del mediodía, el Padre Bitoriano moría por una enfermedad intestinal. No sabía nada de él desde hacía más de 4 años y ahora, me arrepiento de no haber intentado saber que había sido de él. Esta pequeña historia la escribo por y para él. Ya que, si no hubiese sido por sus interminables sermones, yo nunca me habría despistado lo suficiente como para darle tantas vueltas a las cosas y seguramente no sería el que soy hoy. Tan solo eso. Quería que se supiese algo sobre otro héroe infantil que cae y agradecerle todo lo que me enseño aunque él nunca lo haya sabido.

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